sábado, 17 de abril de 2010

Efectos psicológicos después de un terremoto

El pasado 4 de abril, nos tocó vivir un horrible terremoto, lo cual nos hizo recordar que a pesar de la innumerable tecnología que el ser humano ha sido capaz de desarrollar a lo largo de su historia, seguimos siendo completamente vulnerables a los desastres naturales.

Sabemos que vivimos en una zona altamente sísmica, pero aún así nunca estaremos preparados para una sacudida como esta. Pese a esto hay que mantener la calma y no llenarnos la cabeza con predicciones catastróficas que sólo nos causan más miedo, descontrol y estrés.

El universo está en constante movimiento, y la tierra no es la excepción, por lo que desde sus orígenes nuestro planeta ha sufrido diversos cambios, mismos que no empezaron a suceder apenas este siglo, así mismo los cambios seguirán día con día, no hay porqué pensar que de un día para otro, de un momento a otro, la península se partirá en dos pedazos con nosotros a bordo, -que yo sepa ningún continente se separó de la noche a la mañana-.

A continuación describiré algunas consecuencias o efectos psicológicos que se presentan comúnmente después de un desastre natural.

Lo primero que se experimentará pocos momentos después del suceso es un choque -una alteración repentina que intensifica un estado emocional- que puede hacer que el individuo se sienta pasmado o aturdido. Después viene la negación, la cual implica no reconocer que ha sucedido algo muy estresante, o no experimentar totalmente la intensidad del suceso. La persona puede sentirse temporalmente atontado o desconectado de la realidad; estas dos sensaciones de choque o negación son completamente normales, ya que son una forma de protegernos.

Una vez que pasa el choque inicial, las reacciones varían de una persona a otra. Sin embargo, las siguientes son respuestas normales a un suceso traumático:


• Los sentimientos se vuelven intensos y a veces impredecibles. Uno puede volverse más irritable de lo habitual, y puede haber cambios radicales en el estado de ánimo. Se puede estar especialmente ansioso o nervioso, o incluso deprimido.

• Los pensamientos y algunas conductas se ven afectados por el trauma. Puede tener recuerdos repetidos y vívidos del suceso. Puede tener dificultad para concentrarse o tomar decisiones, o confundirse con más facilidad. El sueño y alimentación también pueden verse afectados.

El estrés extremo puede estar acompañado de síntomas físicos, por ejemplo, dolor de cabeza, náuseas y dolor en el pecho; éstos pueden ser el resultado del trauma, y ante esto se recomienda atención profesional.

Existen varios pasos que puede seguir para ayudar a restablecer el bienestar emocional:

• Darse tiempo para sanar. Anticipe que será un momento difícil en su vida. Es importante desahogarse y lamentar las pérdidas que se experimentaron. Intente ser paciente con los cambios en su estado emocional.

• Solicite apoyo de las personas que se preocupan por usted. Aunque, tenga en cuenta que su sistema de apoyo puede verse también afectado ya que tal vez ellos también han pasado por el mismo trauma o han sido testigos de él.

• Platique su experiencia de la forma en que se sienta cómodo, hablando con la familia o amigos cercanos o escribiendo un diario.

• Restablecer rutinas, como comer comidas en horarios regulares y seguir un programa de ejercicios.

Hay varias cosas que los padres y otras personas que cuidan a los niños pueden hacer para ayudar a aliviar las consecuencias emocionales del trauma, como:

• Pasar más tiempo con los niños y permitirles que dependan más de usted durante los meses posteriores al trauma. El afecto físico es muy reconfortante para los niños que experimentaron un trauma.

• Brindar experiencias de juego para ayudarlos a aliviar la tensión. A los niños más pequeños -en especial- puede resultarles más fácil compartir sus ideas y sentimientos sobre el suceso mediante actividades no verbales como dibujar.
• Alentar a los niños más grandes a hablar sobre sus pensamientos y sentimientos. Esto ayuda a reducir su confusión y ansiedad relacionada con el trauma.

• Tener horarios regulares para actividades como comer, jugar e irse a dormir, con el fin de ayudarlos a restablecer una sensación de seguridad y normalidad.

Si conoce a alguien que no ha podido superar el trauma y necesite ayuda profesional, el Departamento de Desarrollo Humano de la facultad de Ciencias Humanas de la UABC ofrece apoyo psicológico de forma gratuita.



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